El expresidente del Gobierno, Felipe González, ha repasado su etapa como máximo responsable del Ejecutivo español en una entrevista concedida a Jordi Évole, 'El Follonero', en el programa 'Salvados' de LaSexta.
Una de las cuestiones más relevantes que ha tenido que afrontar es la de la corrupción. "Yo no me enriquecí gobernando y jamás me quedé con nada que fuera público. Ahora lo digo con total tranquilidad", asegura.
"Soporto bien que una parte del país me asocie en la corrupción. Tuve en su momento una gran resistencia a creer que gente en la que yo tenía plena confianza hubiera tenido la tentación de quedarse con dinero público y de corromperse", añade el expresidente.
"A mucha gente el poder le engancha, y lo comprendo. Yo no tuve síndrome de abstinencia ni 24 horas después de gobernar 14 años, sino que tuve un sentimiento de liberación del diablo", asegura.
No obstante, Felipe asegura que entonces no pensó en dimitir, algo que sólo hizo "cuando llevaba diez años y pensé en la sustitución". "Es el periodo de tiempo más largo de resistencia para resistir en la presidencia del Gobierno", considera.
"En mi época de presidente yo pisaba poco la calle. Lo decían y era verdad. Yo no inauguraba nada. Pero siempre he estado con el oído puesto en la calle", considera.
Sobre su salida de la presidencia, "sabía que había un complot contra mí organizado por Luis María Ansón. No le guardo rencor". "En cambio mi consideración de Pedro J. Ramírez es muy mala, porque me parece una persona amoral", afirma de forma tajante.
"Mi mayor error fue no dar aprecio a Aznar"
González también tiene palabras sobre el que fue su máximo rival en la oposición, José María Aznar. "Mi relación con Aznar no es mala porque no es existente. Nunca ha habido esa relación. Mi mayor error con él fue no darle aprecio, cosa que no debe hacer uno con el adversario político".
Sin embargo, en cuanto al Rey, "él dice que soy el presidente del Gobierno que mejor se ha llevado con él. Yo no lo digo. He despachado con él 2.650 horas de reuniones oficiales".
"Creo que ahora está preocupado. No sería lógico que no lo estuviera. Ha expresado bien lo de su yerno, pero con preocupación, sin duda", afirma.
Otro de los temas más polémicos es el de ETA. Felipe equipara la opción que tuvo de "volar la cúpula de ETA" a la decisión de Obama de matar a Bin Laden. "Habría habido 200 muertos menos si hubiera tomado la decisión, pero decidí no hacerlo y es lo que pasará a la historia", afirma.
"Ahora ha acabado la violencia de ETA, ETA no. Sería más conveniente que Otegi estuviera fuera de la cárcel que dentro, pero es una valoración política, y los jueces no deben hacerlas. Yo acercaría presos en una política penitenciaria adecuada a las circunstancias".
En cuanto a su opinión sobre los etarras, "si me dices que si prefiero que muera un etarra a un Guardia Civil un taxista o una persona de la calle, es obvio que me duele menos la muerte de un etarra que de un inocente. El problema de esta reflexión es que sólo la toma en serio quien tiene que tomar la decisión".
Se pone de lado de los 'indignados' del 15-M
Por último, el sevillano deja caer su lado 'indignado': "Puede ser que yo con 25 años hubiera ido a Sol con los 'indignados'. Hay que defender las conquistas sociales de la Transición y no cargarnos el Estado del bienestar".
González arremete contra los bancos al afirmar que "nunca he creído en los productos financieros". "No son verdad. Es como jugar en el casino, pero con una diferencia en favor de los casinos, que allí sabes que hay reglas y lo normal es que pierdas. En el sistema financiero es sin reglas".
González concluye que "en mi época no gobernaban los mercados", pero sí admite que "influía el poder económico".