Póngamonos en antecedentes. En la última de las oportunidades que el programa le dio a la exconcursante de Gran Hermano, ésta, ni corta ni perezosa, le planteó a Rosa Benito la cuestión del accidente de Ortega Cano, de una forma tan sutil como inocente. "¿Y con quién se quedarían los niños si a él le pasa algo? ¿Dónde le gustaría que le enterrasen?". Todo ello frente al asombro de una Rosa Benito que, ajena a lo que fuera de la isla está pasando, que no sé explicaba a qué venía aquel interés repentino de la Nízar por el viudo de Rocío Jurado.
Así, la dirección del programa decidió rentabilizar tan grotesca conversación, por un lado, reponiéndola -con extractos censurados, según el presentador- y, por otro, con un rapapolvo en directo -digno de la mísmisima Rottenmeier- en el que Jorge Javier no se ha mordido la lengua. "Si yo estuviera en la calle te habría llamado hija de puta", llegó a decir el presentador que afirmaba que se aplicaría un castigo ejemplar a la concursante por su vergonzoso comportamiento.
Pero el drama se vislumbró cuando Jorge Javier cortó la comunicación con Nízar con un "no quiero hablar con enfermas", que provocó la explosión de Mª Ángeles, madre de la criatura, que entre gritos y lágrimas se levantó en mitad del plató para pedirle explicaciones.
Aunque por momentos parecía que se avecinaba la catástrofe, el conductor echó mano de su experiencia en este tipo de situaciones del "prime time" y capoteó la crisis con soltura. Se permitió hasta burlarse de los desesperados sollozos de la madre de Aída.
Rosa y Amador, puro amor
Paradójicamente, y ajena a toda la polémica, el contrapunto lo puso Rosa Benito, que recibió en Playa Uva la visita de su marido, Amador Mohedano, que parece que se ha reenamorado virtualmente de su chica y acudió ramo de flores en mano a pedir matrimonio -más bien a revalidarlo- a la "madre" de la isla. "Media hora y mi padre le hace un apaño", decía en plató Chayo, la sobrinísima. Y es que el programa había decidido proporcionar anticonceptivos a la pareja por si se dejaban llevar por el frenesí.
Y, aunque al principio la Benito le decía a su marido "no me toques la teta delante de la gente", luego le pedía a la dirección del programa que le dejasen pasar la noche con él: "A ver si me lo dejas esta noche y me como algo", le decía a Jorge Javier. No pudo ser, pero Rosa se quedó encantada de la vida, como una niña de 15 años.
En fin. La isla aplica sus castigos a quien se lo merece y premia a aquellos que se dibujan como líderes.
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