La cadena trabajaba en el diseño de una nueva hoja de ruta para financiar el futuro de la compañía, después de que los socios cerraran el grifo tras haber invertido hasta 670 millones desde el inicio del proyecto en 2006. Contreras tenía dos planes. El plan A, el más ambicioso, pasaba por completar este año con beneficios y esperar un buen momento económico para salir a buscar fondos en el mercado. En función de esos parámetros, el movimiento podría demorarse hasta el primer trimestre de 2013. El plan B, más austero, se centraba en aquilatar la parrilla en costes y esperar para otras aventuras.
El planteamiento original de La Sexta pasaba por equilibrar las cuentas de la cadena en el año 2010. El elevado gasto en derechos deportivos y la crisis publicitaria demoraron la expectativa de break-even hasta el presente ejercicio. Pero no está claro que ni siquiera este año puedan cuadrarse las cuentas. Contreras recordó, durante una intervención celebrada en un foro convocado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), que la publicidad que acogió el sector en mayo de 2007 ascendió a 360 millones de euros; en mayo de 2011 se quedó en 190 millones. “Dependemos del cuarto trimestre del año. Si va bien, aún podemos terminar en números negros. En todo caso, de producirse pérdidas no serán como las de años anteriores”, confió el primer ejecutivo de la cadena.
Un escenario de precariedad que, como admite el consejero delegado, dispara las especulaciones sobre una posible integración con Antena 3. De momento, dejó claro que no se ha producido ningún avance y que siguen sin resolverse los obstáculos que frenaron la fusión.
Una operación de esta índole aplacaría los ánimos de Televisa, accionista de referencia de La Sexta, que se incorporaría a una sociedad cotizada y a dividendos. El nuevo impasse al que se enfrenta La Sexta por la crisis publicitaria complica aún más las salidas que el gigante mexicano busca para su 40,8% cautivo en la cadena.
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